¡VIVA LA PATRIA! ¡VIVA EL PERÚ!

Eran las 9:00 de la mañana de un hermoso viernes 22 de julio. El alumnado de la institución educativa “Rosa de América” se había congregado en el patio del local primario para rendir tributo a nuestra querida patria por sus 190 años de existencia republicana. Cada uno de los miembros de la comuni dad educativa tenían diferentes roles que cumplir como c uidar de los más pequeños, ayudar a los artistas con su vestimenta y accesorios, verificar el sonido, valorar el esfuerzo y la creatividad que cada uno de los actores, actrices, declamadores, cantantes y bailarines habían puesto en la presentación de su  trabajo artístico.

La actuación culminó aproximadamente a las 10:30 y después, todos comenzaron a desplazarse hacia la calle donde un nutrido grupo de padres de familia se encontraban ansiosos por ver a sus hijos e hijas desfilar frente a la tribuna de honor. En el ambiente se podía sentir la ansiedad, la emoción y el aire  festivo de esta actividad, que por causas de fuerza mayor (apagón) se había prolongado hasta esas horas. A pesar de todos los contratiempos, el desfile estaba a punto de dar inicio y los más emocionados eran los maestros quienes, en esta oportunidad abrirían el desfile, después del paso y ubicación respectiva de la banda de música de primaria.

Cada grado de cada nivel  se hizo presente en el desfile y todos perfectamente uniformados portando en sus pechos una hermosa escarapela. Cada batallón se desplazó con paso marcial frente a la tribuna de honor, que se encontraba ocupada por un representante de la APAFA, ex alumnas de diferentes promociones, la directora y subdirectora de la institución, quienes aplaudían con mucho entusiasmo .  Las tutoras, como siempre, acompañaron a sus respectivas secciones en todo el desfile y los padres de familia no se quedaron atrás. En sus rostros se evidenciaba el orgullo que siente un padre y una madre al ver cómo sus hijos e hijas van creciendo y destacando en cuantas actividades culturales, académicas o cívicas participen .

Definitivamente fue una hermosa mañana, tanto así que Dios en su enorme bondad le pidió al astro rey no emitir rayos de sol muy brillantes para no agobiar a los más pequeñitos.