Cada segundo domingo de mayo, celebramos el Día de la Madre. Ese día es el propicio para dejar todas nuestras ocupaciones y rendirle tributo a la persona que nos dio la vida y también, pedirle perdón por las faltas cometidas. Para que los hijos e hijas seamos capaces de evidenciar respeto por nuestra madre es necesario formularnos la siguiente pregunta: ¿sabemos en realidad lo que significa ser una madre?
Madre es el ser que nos guía, nos apoya y apuesta todo de sí para sus hijos sean felices. Para lograr la felicidad de sus hijos, la madre tiene que enseñar con el ejemplo, aconsejar e incluso imponer castigos, porque nos ama y quiere que seamos mejores que ella. Nuestra madre es el mejor ángel que Dios nos asignó, porque desde que nos llevó durante nueve meses en su vientre empezó a protegernos; cuando vimos la luz, nos enseñó a caminar por el sendero del bien; nos levantó cuando sufrimos caídas, e hizo de nuestro llanto una sonrisa. Todo lo que somos ahora y seremos mañana se lo debemos a ella.
Ser madre no es fácil. Muchos me darán la razón. En este siglo en el que los valores familiares se han devaluado, tenemos madres que sacan adelante a la familia sin el apoyo del esposo, y a pesar de las dificultades, triunfan en la vida como madres y como mujeres profesionales. Creo que son dignas mujeres que pueden enseñar a otras que recién empiezan la ardua tarea de ser madres a cómo lograr el éxito.
A pesar de ser conscientes de todo lo que implica ser madre, nosotras muchas veces no sabemos valorarla, porque llegamos a pensar y decir -cuando no está de acuerdo con nosotras,- expresiones como “mi mamá no me comprende”, “como quisiera que mi mamá sea como la tuya”, “mi mamá vive en la época de las cavernas”,.. etc. No nos damos cuenta que ella tiene mucho más experiencia que nosotras y que no quiere que nos pase nada malo. A veces dejamos de tener detalles que la hacen sentir alguien especial como por ejemplo decirle “Gracias mamá”, “¡Te amo mamá!”, “Tienes razón, mamá”, o manifestaciones de afecto como darle un beso cada vez que podamos, hablar con ella o contarle lo que nos pasa. Lamentablemente cuando nos damos cuenta, ya es demasiado tarde. Ella también necesita de nosotros, alguien que la apoye cuando tiene un problema, que la escuche y que le brinde toda su atención. Ella es alguien fuerte pero también tiene sus debilidades y necesita de nosotras: sus hijos e hijas.
Recordemos que madre solo hay una. Si estamos cometiendo errores, que este Día de la Madre sea el momento propicio para pedir perdón, comenzar a disfrutarla al máximo, valorarla y hacerle caso en todo. También recordemos que nuestra abuelita es madre, festejémosle también en su día y agradezcámosle por todo lo que hizo y hace por nosotros. Ella al igual que nuestra madre quiere lo mejor para nosotras y también nos necesita.
Por esto y muchas cosas más, te decimos: ¡Feliz Día Mamá! estoy orgullosa de ti y siempre lo estaré.
ACHONG ESCUDERO, María Cristina (3° Secundaria)
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