Exprésate

Exprésate. Prensa puntual y verdadera

martes, 30 de noviembre de 2010

¿Soy Peruano...?

¡Muéstrame lo que tienes! 

Todo comenzó un 18 de octubre de 1944, cuando un grupo de personas insistieron al presidente Manuel Prado que promulgue "El Día de la Canción Criolla", en la plazuela Buenos Aires, y a partir de entonces, todos los 31 de octubre de cada año celebramos esta gran fiesta.
Muchos peruanos festejamos este día con mucho entusiasmo: compositores, cantantes y público en general se reúnen en torno a una mesa democrática donde interpretan, cantan, bailan y degustan exquisitos platos criollos como la ocopa, papa a la huancaína, tacacho con cecina, causa, entre otros .
Hablar de música criolla es hablar de compositores limeños, andinos y selváticos que a través de sus creaciones nos transmiten la idiosincracia del pueblo peruano. Uno de estos grandes compositores que emergió de los Barrios Altos fue Felipe Pinglo. Maestro de maestros que supo exponer la canción criolla con algunas de sus famosas composiciones: "El Plebeyo", "Porifia", entre otros. Después de su muerte Pedro Espinel le rindió homenaje con su vals "Murió el maestro" ya que gracias al "maestro" nuevas inquietudes orientaron a los demás compositores, cantautores e intérpretes de nuestra música.
Este gran día debe ser celebrado como es, cien por ciento peruano, queriendo y amando al Perú, como debe ser. Por lo tanto, desde aquí rendimos tributo a cada uno de los grandes personajes de nuestra música criolla.

¡FELIZ DÍA DE LA CANCIÓN CRIOLLA!

Kelly Wu Lam

lunes, 29 de noviembre de 2010

Palabras de una Rosarina ❤

Como estudiante promocional de este prestigioso colegio, mi colegio Rosa de América, quiero realizar mi último trabajo en el taller de Periodismo, hablando de mi alma máter, mi segundo hogar, y lo mucho que voy a extrañar sus pasillos, sus salones, la experiencia con mis compañeras del alma, la sabiduría que día a día adquiría gracias a mis preciados “profes” y la seguridad y confianza que me embargaba cada vez que llegaba por las mañanas…
Mi último año de labor escolar. Tengo la sensación de que el tiempo ha pasado demasiado rápido y me da miedo, mucho miedo, que todo se acabe. No sé lo que el futuro me depara y me aterra enfrentarme a lo desconocido. ¿Qué pasa si me equivoco y el resultado de ello es inexorable? ¿Qué pasa si el mundo es más duro de lo que tantos adultos predican?
Todos estos pensamientos bombardean mi mente y en un intento de evadir las granadas empiezo a recordar los bellos momentos turquesas en el salón de clases, el estruendoso sonido de sus risas que alcanzaba a escuchar medio colegio y que a veces llegaba a ser molesto, pero a estas alturas recuerdo el sonido y me parece escuchar el canto de todo un coro de ángeles. Sonará exagerado pero es que de solo pensar en que no volveré a escuchar ese sonido con el cual estoy tan familiarizada, lo de “canto de ángeles” me parece poco… Nos queda tan poquísimo tiempo para separarnos, ponerle fin a una preciosísima etapa en nuestras vidas y tomar rumbos diferentes, para finalmente hacer una vida por nosotras mismas.
Cómo olvidar nuestras reuniones “para ponernos de acuerdo”  en las que solo terminábamos con más dudas de la cuenta. ¡Increíble!...
Cuando nos aliábamos para hacer nuestras travesuras y entre otras cosas más importantes y productivas. ¡Siempre tan decididas!
¡Nuestras travesuras! ¡Nosotras sí que sabemos dejar huella! ¡Ja! ¡Nuestra mascota, la rata Rosarina! ¡Y los huevazos a las quinceañeras!... ¡Nos costaron serios castigos como, una B en la libreta o transcribir todo un libro completo! Todo esto me hace recordar cómo nos hacía refunfuñar Miss Libertad cada vez que decía “el éxito no llega por casualidad”… Cómo la echaré de menos…
Cómo olvidar a Georgette, que antes de las exposiciones se mataba diciendo que no sabía nada, pero gracias a su verbo florido le daba un toque fascinante a todo lo que exponía. ¡Ay esta Ioios! ¡Me causaba mucha gracia el solo mirarla!
Sofía, con sus ocurrencias y locuras llenaba de alegría y risotadas el salón.
Mi Sonia, con sus impresionantes respuestas a todo y sus fabulosas participaciones en los debates. ¡Lo sabe todo! Tan pequeña y tan sabia. ¡Estoy segura de que será la abogada más brillante del Perú!
¡Los profes! ¡Mis profes! Sus enriquecedoras enseñanzas y su sabiduría infinita. Respuestas a todas nuestras inquietudes. El blanco de nuestras bromas, comprendidas solo por nosotras. Los villanos de la película… Sentada aquí me doy cuenta que los voy a extrañar a morir. Es aquí, sentada frente a la máquina, en donde me percato de que los quiero más de lo que pensaba. Gracias por su paciencia, su perseverancia y por compartir esos momentos memorables con nosotras y por regalarnos un poquitín aunque sea de toooodo lo que saben. ¡Mis segundos padres y madres! ¡Son los mejores!
Ay mi promo Mary Kay Ash… ¿El mejor salón? ¡Pero por supuesto! Si en él hay talento, carisma, belleza e inteligencia de sobra. Cantantes, bailarinas, comediantes, diplomáticas, arquitectas, ingenieras, empresarias, defensoras de la ley, traductoras, doctoras, inteligentes, inseguras, risueñas, inmaduras, graciosas, tiernas, lloronas, delgadas, pequeñas, inquietas, traviesas, altas, gritonas, gruñonas, optimistas, perseverantes, pacientes, solidarias, hermosas, soñadoras… Todas, temerosas pero listas para romper el capullo y abrir las alas de una bella mariposa y volar tras nuestros sueños.
Gabriela Reátegui

sábado, 27 de noviembre de 2010

UNA PERSPECTIVA DIFERENTE DEL FUTURO

Existen muchas opiniones con respecto al gran cambio por el que todos pasamos, el terminar el colegio e ingresar a un nuevo mundo totalmente diferente y mucho más duro. La mayoría de padres tan solo piensa en que debemos ingresar con muy buenos puntajes, en que debemos elegir una carrera que nos de estabilidad económica en el futuro, en que debemos fortalecer nuestro carácter para poder enfrentarnos al despiadado mundo que espera ansioso acabar con nuestros jóvenes sueños, entre otras cosas. Sin embargo, realmente alguien se ha detenido a pensar en lo que este gigantesco paso representa para nosotros, acaso alguien ha dejado por un instante de darnos interminables sermones y se ha dedicado a escuchar todo lo que tenemos que decir, pues no, por ello considero que nosotros debemos tomar nuestras propias decisiones y no dejar que otros intervengan en nuestro futuro.

 La percepción que los padres, y los adultos en general, tienen de este proceso es totalmente diferente al del joven que tiene que pasar por él. A un joven, el mundo le parece pequeño y domable, lo que lo lleva a construir todo un laberinto de sueños y fantasías que poco a poco mueren frente a la necesidad que nos crean los adultos de ser realistas. Esto justamente crea conformismo en aquel espíritu soñador que se marchita y pierde las ganas de volar, ocasionando que en el futuro se conviertan en profesionales mediocres. Para detallar mejor la contradicción entre la realidad impuesta y el ímpetu por alcanzar sueños, presentaré una pequeña historia:

Una vez, hace muchos años, nació un niño, que era sin duda el orgullo de su papá por ser su primer hijo varón. Conforme iba creciendo, iba descubriendo cosas que le gustaban, y todas apuntaban al arte, principalmente la actuación. Por supuesto su padre nunca permitió que siguiera ese sueño porque en su familia todos habían sido abogados respetados como él. Como era de suponer el niño creció con resentimiento hacia la persona que por "amor" lo estaba alejando de lo que siempre soñó, esta situación lo condujo a huir de casa y buscar la forma de alcanzar su gran ilusión; sin embargo, la suerte no le sonrió y el despiadado mundo al que se enfrentó sin armas acabó por destruir todas sus esperanzas y aspiraciones, lo que lo llevó a la desesperación y finalmente al suicidio. El padre nunca se lo perdonó, y aprendió la lección de la peor manera.

El relato presentado nos plantea una consecuencia extrema de las limitaciones que nos ponen las personas que nos rodean en su afán de “indicarnos” el camino correcto hacia el éxito.

Ante todo lo antes mencionado, concluyo que debemos ser nosotros, los jóvenes, los que tomemos las riendas de nuestro propio destino y no dejemos que las opiniones de terceros acaben con nuestros sueños. En este sentido exhorto a los adultos a que sean concientes del daño que causan por querer "guiar" a los jóvenes por el camino que supuestamente deben seguir, y que por el contrario permitan que estas metas e ilusiones se profundicen y que constituyan el incentivo para alcanzar un futuro prometedor.